TENEBRAE FACTAE SUNT (T. L. de Victoria)

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Tomás Luis de Victoria

Se hizo la oscuridad
cuando los judíos crucificaron a Jesús,
y hacia la hora novena Jesús exclamó en voz alta:
Dios Mío, ¿por qué me has abandonado?
E inclinando la cabeza, exhaló su espíritu.
Exclamando en voz alta, Jesús dijo:
“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.”
E inclinando la cabeza, exhaló su espíritu.
(Mateo 27, 45-46; Lucas 23, 46)